Radiación natural y artificial: consecuencias sobre nosotros.
¡Hola de nuevo ! Hoy nos adentraremos en el fascinante mundo de la radiación, un tema que a menudo suscita preocupación y preguntas. En este post, exploraremos las dosis dañinas de radiación y cómo la radiación natural forma parte de nuestro entorno cotidiano.
Radiación natural
Cuando hablamos de radiación, a menudo nos vienen a la mente imágenes de reactores nucleares o máquinas de rayos X. Si bien estas fuentes pueden generar radiación ionizante, es importante comprender que la radiación está presente en diversas formas en nuestro entorno natural y en el ámbito médico.
Todos estamos expuestos a la radiación cada día, y suele ser casi siempre inofensiva. En el exterior sentimos el calor a través de la radiación infrarroja, y vemos gracias a la luz. La radiación ultravioleta (UV) en una energía más alta, que provoca el bronceado y potencialmente el cáncer de piel (si no te proteges).
Hay rayos X y rayos gamma que nos llegan desde el espacio, aunque la atmósfera bloquea la mayoría de ellos. También nos llega radiación por gas radón, que es un gas radiactivo que se produce de manera natural a partir de la desintegración del uranio presente en el suelo. También otros elementos como el radio y el potasio están presentes en la corteza terrestre y emiten radiación ionizante en forma de partículas alfa, beta y rayos gamma.
Es importante tener en cuenta que la exposición a dosis bajas de radiación, como las presentes de manera natural, no suelen ser perjudiciales.
¿Como medimos las dosis de radiación?
Las dosis de radiación ionizante se miden en sieverts, que describen la energía absorbida por unidad de masa. Cuanto mayor sea la cantidad de sieverts absorbidos por el cuerpo, mayores serán los efectos perjudiciales para el organismo. Veamos unos ejemplos sobre diferentes niveles de radiación y sus consecuencias...
Dosis hasta 100 millisieverts (mSv) en un año
En esta categoría se encuentran las dosis de radiación a las que estamos expuestos diariamente, ya sea a través de la radiación natural o debido a procedimientos médicos como las radiografías. En general, las dosis bajas de radiación no suelen causar efectos inmediatos o directos en la salud. Algunos ejemplos de acciones cotidianas en las que estamos sometidos a radiación son una radiografía dental (0,005 mSv), un vuelo transatlántico (0,08 mSv), una radiografía de tórax (0,014 mSv) o un TAC de columna completo (10 mSv).
Hay que tener en cuenta que 100 mSv ya es una radiación importante y se considera el punto de partida en el que se pueden observar cambios en la células sanguíneas. ¡Para que os hagáis una idea, el límite anual para trabajadores nucleares se encuentra en 20 mSv!.
Dosis entre 100 mSv y 1 Sv en un año.
La exposición a estas dosis puede ocurrir en situaciones de emergencia radiológica o en trabajadores expuestos a fuentes de radiación en entornos laborales. Los efectos agudos de la exposición a dosis moderadas de radiación pueden incluir náuseas, vómitos, debilidad y aumento del riesgo de infecciones. Sin embargo, si la exposición es única y no se repite, es probable que los efectos sean temporales y el organismo pueda recuperarse por completo.
Dosis superiores a 1 Sv en un año.
Aquí ya nos encontramos con un caso de envenenamiento por radiación aguda. Los efectos de la exposición a dosis altas de radiación pueden ser graves e inmediatos. Los síntomas pueden incluir náuseas intensas, diarrea, pérdida del cabello, daño a la médula ósea y a los órganos internos. En casos extremos, una exposición muy alta puede ser mortal. ¡A partir de 5 Sv, el 50% de las personas mueren en 1 mes!
Si habéis llegado hasta el final de la entrada, habréis comprendido que la radiación puede tener un impacto significativo en nuestra salud dependiendo de la dosis y la duración de la exposición. Las dosis bajas de radiación son comunes en nuestra vida cotidiana y no suelen causar efectos inmediatos graves. Sin embargo, la exposición acumulativa a dosis bajas puede aumentar el riesgo de cáncer a largo plazo. Por otro lado, las dosis moderadas y altas de radiación pueden tener efectos agudos en el organismo, y las dosis extremadamente altas pueden ser potencialmente mortales.
Recuerda, la prevención y la conciencia son clave para protegerte a ti mismo y a tus seres queridos de los posibles riesgos asociados con la radiación. ¡Prioriza tu salud y toma medidas proactivas para minimizar la exposición a la radiación en tu vida diaria!.
Si vuestra mente inquieta necesita más curiosidades científicas, os recomiendo la sección de curiosidades del blog. ¡Hasta pronto!